La Organización Marítima Internacional (OMI) es una autoridad encargada de regular la seguridad y mejorar la eficiencia del transporte marítimo internacional. Un ente para conciliar las diferentes legislaciones y conseguir un comercio marítimo más fluido. Actualmente, su marco normativo opera sobre el 98% de la flota mundial, pero ¿cuál es su historia? ¿Por qué se creó la OMI?
A mediados del siglo XIX, con la adopción de algunos tratados para regular la seguridad en el mar, surgió la necesidad de crear un organismo internacional que garantizara eficazmente los acuerdos en esta materia. Esta demanda cristalizó poco después de la creación de la ONU y en 1948 se constituyó en Ginebra la «Organización Consultiva Marítima Intergubernamental» (OCMI), que en 1982 cambió su nombre a OMI.
Fue en 1958 cuando entró efectivamente en vigor, contando entre sus objetivos con fomentar la cooperación entre gobiernos en la reglamentación para la navegación comercial internacional, así como facilitar la adopción general de normas de seguridad marítima, de navegación eficiente y de prevención de la contaminación marítima. Unas metas que a día de hoy están de mayor relevancia si cabe.
No hay que olvidar que la OMI fue creada en una época en que las potencias coloniales clásicas aún se regían por sus propias normas en el comercio marítimo. En esa tesitura, empezaba a flotar la idea de que la diversidad en la legislación era contraproducente para la seguridad de las operaciones y la efectiva competencia entre buques.
Hoy, las medidas establecidas por la OMI forman los pilares sobre los que el sector evoluciona. Una cincuentena de sus convenios rigen el sector del transporte marítimo, desde la construcción y equipamiento de los barcos hasta su paso por el desguace o la formación del personal que trabaja en la mar.
Garantía de eficiencia en los puertos
El transporte marítimo es un proceso complejo que requiere muchos trámites, dada la multitud de protocolos de seguridad y legislaciones internacionales que entran en juego. Aduanas, servicios de inmigración y salud y otras autoridades públicas son actores exigentes en toda transacción portuaria.
Para encauzar toda esa burocracia de forma más eficiente, el Convenio de Facilitación de la OMI regula el tránsito de buques, cargas y pasajeros en los puertos. La actuación de la OMI consigue así simplificar el papeleo y minimizar unos retrasos que suponen problemas para todos. La organización también promueve la utilización del intercambio electrónico de datos (IED) entre buques y puertos.
El reto medioambiental
Entre los objetivos fijados por la OMI para el decenio de 2010, destaca la descarbonización del transporte marítimo. Esta conciencia medioambiental no se reduce a los buques, sino que se plantea también desde los puertos. En este sentido, para reducir las emisiones, la OMI plantea que es vital cuantificarlas primero, con iniciativas formativas como GloMEEP, para ayudar a los países a evaluar sus emisiones portuarias, incluida la contaminación derivada por la manipulación de la carga en tierra.
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