El transporte del petróleo y fuelóleo es un proceso delicado y susceptible de desastres comerciales y ambientales. Si se registra un vertido cerca de los puertos, existe además un peligro inminente de que alcance las costas. Entre los momentos más susceptibles de vertidos en puerto está la preparación del envío, el repostaje y las maniobras de aproximación o salida.
Meteorología adversa
Es frecuente que las condiciones adversas de meteorología o mareas sean un ingrediente de este tipo de accidentes portuarios. Lo vimos el pasado marzo con el portacontenedores Dublin Express, que derramó combustible mientras descargaba en la Global Marine Container Terminal de Nueva York. El fuerte oleaje había ocasionado un agujero de 40x40cm en el tanque.
Fue un incidente leve comparado con uno de los mayores desastres ecológicos en puerto como fue el derrame de Port Bonython, en el sur de Australia allá por 1992. El tanque del petrolero Era fue perforado por la proa de un remolcador, vertiendo 296 toneladas de fuelóleo pesado. Una enorme mancha de 10 toneladas alcanzó los manglares del suroeste, comprometiendo la fauna marina.
Algunas voces declararon que el barco nunca debería haber atracado en un clima tan extremo, en condiciones de viento y marejada adversos. Otras señalaron la ausencia de equipamiento apropiado en el puerto, lo que ralentizó la contención y agravó el problema.
Las operaciones STS (Ship To Ship).
Otro momento delicado son las operaciones Ship to Ship (STS), en concreto las operaciones de bunkering en las que un buque cisterna abastece de combustible a otro barco de cualquier tipo. Para que este tipo de accidentes de repostaje sean cosa del pasado, la Autoridad Marítima y Portuaria de Singapur propone una serie de pautas, extensibles a cualquier puerto. Estas son las más importantes:
- Tanto el buque cisterna como el barco receptor deben estar seguramente amarrados acorde a las condiciones meteorológicas y marinas previstas.
- Toda la operación debe estar supervisada por un responsable y debe haber suficiente personal y equipos preparados ante cualquier emergencia.
- Se debe acordar una línea de comunicación efectiva entre buque cisterna y barco receptor. Si esta vía fallase, la operación se suspenderá de inmediato.
- Antes de comenzar la operación, se debe acordar las velocidades máximas de bombeo y de presión, así como el procedimiento de apagado de emergencia.
- En caso de derrame, el capitán informará de inmediato a las autoridades y cumplirá con las instrucciones recibidas.
Evitando los vertidos con equipamiento a la altura
Las citadas medidas de seguridad son del todo oportunas, pero se quedarían cojas en cualquier terminal que no cuente con unos equipos portuarios a la altura de las circunstancias. Es fundamental garantizar un correcto amarre de los buques con bolardos y ganchos de escape rápido fiables y seguros.
Del mismo modo, hay que ayudar a los equipos humanos a estar alerta de cualquier situación que pueda complicar un repostaje, como el estado del buque y las condiciones meteorológicas. Esto se consigue mediante sistemas de ayuda al atraque como el BAS de Prosertek, que monitoricen estas maniobras en puerto y aporten asistencia para minimizar accidentes que puedan desembocar en vertidos de combustible y catástrofes ecológicas.
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