En los últimos años hemos venido observando en ciertas empresas del sector marítimo dificultades para cubrir algunos puestos de trabajo. Es algo paradójico en un país con una alta tasa de empleo y, en realidad, la creencia general es que este problema se produce en otros sectores, pero algunas compañías ya han manifestado que tienen serios problemas para conseguir personal.
Hace poco se publicó una noticia en el periódico El Correo en la que la empresa Biscay Ship Management, una empresa que contrata personal para compañías marítimas de todo el mundo, contaba que, pese a tener sede en Bilbao, tan solo el 5% de las personas contratadas proceden de la Comunidad Autónoma Vasca.
Esto es debido, al parecer, a que los candidatos no tienen la formación necesaria —que suele resultar cara— o a que las ofertas les parecen poco atractivas, ya que la vida en alta mar, separado de la familia, y en condiciones meteorológicas duras, en ocasiones, no es apta para todo el mundo.
Por otra parte, la empresa Asaken, que se dedica a trabajos verticales para sectores como la industria, edificación, obra civil, la energía eólica y plataformas offshore, apunta un problema más: el idioma. Todos los trabajos en alta mar exigen un buen dominio del inglés y aquí, por lo general, los candidatos no tienen un nivel alto. Además, para realizar trabajos verticales es necesaria la acreditación Irata y, adicionalmente, para trabajar en plataformas marinas es necesaria otra acreditación —Bosiet—, una formación sobre seguridad para viajar en helicóptero, que es una de las formas de acceso más habituales a estas plataformas.
Además, Asaken también provee de trabajadores a aerogeneradores en alta mar y para poder acceder a estos puestos de trabajo es necesaria la certificación Seasurvival.
Ante la falta de formación de los candidatos, Asaken ha creado un centro para la acreditación Irata en las instalaciones del Museo Marítimo de Bilbao, pero para conseguir las certificaciones Bosiet y Seasurvival es necesario trasladarse a otros países, como Holanda, por lo que el coste es muy alto.
Falta de oficiales
Según datos de la Organización Marítima Internacional (OMI), en el año 2030 se necesitarán unos 850.000 oficiales para operar en los buques que recorren todo el mundo. Los cálculos que realizó la OMI —considerando jubilaciones— arrojan unas cifras altísimas: para esa fecha es necesario formar a 600.000 oficiales, es decir, 40.000 al año. Sin embargo, en las Escuelas Náuticas españolas tienen pocos alumnos y eso, pese a que el 100% encuentra trabajo al terminar.
Además, debemos tener en cuenta todo el personal que trabaja en este sector, pero fuera de los buques: puertos, astilleros, reparación naval, equipamiento portuario, empresas marítimas… El 90% del transporte mundial se realiza por vía marítima, moviendo a 1,5 millones de marinos y dando empleo indirecto a 15 millones de personas. Viendo estas cifras, se echa de menos mayor implicación de la Administración Pública para proporcionar formación cualificada a jóvenes y personas en desempleo, de tal manera que podrían “matar dos pájaros de un tiro”: disminuir el problema del paro en los sectores más afectados y cubrir la demanda de uno de los sectores más prósperos de la economía mundial.
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