Por tierra, mar y aire. Las mercancías se pueden transportar por cualquier medio desde su origen a su destino, pero en este artículo nos vamos a centrar en aquellas que llegan hasta el puerto. Tanto si proceden de tierra adentro como del mar, las mercancías tienen varios elementos comunes: tienen que ser transportadas, cargadas y descargadas. Y ello con rapidez, eficiencia y seguridad.
El transporte marítimo se ha desarrollado en gran manera por la gran capacidad de carga de las bodegas de los barcos, con el consiguiente ahorro en costes, y por su especialización (hay navíos que únicamente se destinan a un determinado tipo de cargamento, como los buques petroleros, por ejemplo), por lo que es uno de los modos más utilizados en el comercio internacional.
Dependiendo del tipo de mercancías de que se trate (sólidos, líquidos, gaseosos, inocuos, inflamables, productos químicos, cargamento rodado, a granel, perecederos, no perecederos…), tamaño, peso, etc. se necesita una clase determinada de barco para moverlas y, por ende, un tipo de puerto específico al que llegar y partir, con una terminal portuaria asociada a sus características. Es decir, el equipamiento técnico y logístico adecuado para cada operación de carga, descarga, estiba, desestiba, almacenamiento y transporte.
Para cada tipo de mercancía, su terminal portuaria
Existen tantos tipos de buques como clases de mercancías se tienen que transportar (granel sólido, granel líquido, carga general, contenedores…). Algunos de los más usuales en los puertos son los portacontenedores, de carga general o multipropósito, graneleros o bulk carries, frigoríficos, buques Roll On-Roll Off o Ro-ro, buques tanque o cisterna, de transporte pesado y algunos con cargas más especializadas como los petroleros, los gaseros o los quimiqueros. Para cada uno de estos buques y su carga, las terminales portuarias deben contar con las infraestructuras específicas que necesitan, desde las grúas de muelle pasando por los lugares de almacenamiento temporal durante su estancia o los vehículos y equipos para el traslado de la mercancía hasta el muelle o hasta los vehículos (camiones, trenes…) que se utilizan para llevarlos a su destino final, a modo de ejemplo.
Una terminal que se especialice en los portacontenedores tiene que tener necesariamente grúas pórtico (feeder, panamax…), grúas transtainer, grúas apiladoras, carretillas pórtico, grúas polivalentes, camiones con plataforma y vehículos auto-guiados, entre otros medios. Además de contar con una gran zona para la carga y descarga de los contenedores, otra para su almacenaje temporal, la zona de recepción y entrega terrestre y una zona de conexión interna donde están las aduanas, talleres, etc.
Por su parte, una terminal que concentre su actividad en graneles líquidos deberá contar con un foso de bombas, una red de drenaje y efluentes, tanques de almacenaje, conexiones, venteos, redes de trasiego, circuito de tuberías desde el atraque del muelle hasta el interior de la terminal, brazos de carga y un sistema de protección contra incendios que sea capaz de controlar posibles accidentes, entre otros medios. Y si se trata de graneles sólidos, entre sus infraestructuras deberá tener un buen sistema de carga y descarga para este tipo de mercancías (cereales, carbón, otros minerales, cemento, arena…) y su traslado y almacenamiento en el recinto portuario como palas, grúas, camiones, cintas transportadoras, tolvas, depósitos, silos, etc.
Las mejores opciones
Como hemos visto en los tres ejemplos anteriores, cada tipo de buque y muelle exige un equipamiento portuario específico para el momento del atraque, amarre de los barcos y tránsito buque-tierra (bolardos, defensas, sistemas de ayuda al atraque y amarre, ganchos de escape rápido…), para el momento de carga y descarga de las mercancías utilizando diferentes infraestructuras terrestres (con el uso de grúas) y su almacenamiento. Para concretar qué infraestructuras y equipamiento requiere una instalación se hace necesario contar con una empresa especializada, como Prosertek, que ofrece a sus clientes un buen servicio de asesoramiento sobre las mejores opciones para sus necesidades concretas, con un servicio llave en mano que comprende desde el diseño a la instalación e, incluso, la formación del personal.
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