2021 marcó un punto de inflexión en los puertos estadounidenses. Los efectos de la pandemia en una cadena de suministro previamente tensionada se tradujeron en puertos congestionados, contenedores saturando el espacio en puerto y largas esperas de los buques para entrar. Una situación que según los expertos continuará si no se toman medidas.
La cadena logística de Estados Unidos vivió el pasado año una temporada incierta de la que aún no se ha recuperado del todo. El auge del comercio electrónico y el repentino aumento del consumo tras los confinamientos generaron un gran desequilibrio en los suministros.
Las cifras positivas son que los nueve puertos líderes de Estados Unidos (Los Ángeles, Long Beach, Nueva York y Nueva Jersey, Georgia, Houston, Seattle y Tacoma, Carolina del Sur, Oakland y Virginia) manejaron un récord de 50,5 millones de contenedores el año pasado. Esto supuso un aumento en el volumen total del 16% con respecto a 2020 y un 20% con respecto a 2019.
Lo malo es que esta carga de trabajo provocó atascos, retrasos y escasez. Dicho de otro modo, la situación puso de evidencia que el sistema permite importar más rápido de lo que es capaz de gestionar esas importaciones.
Las claves de la congestión portuaria
El problema se produjo al llegar un alto volumen de contenedores desde China a descargar a los puertos estadounidenses. Como los barcos no iban llenos de vuelta, quedaban más contenedores volcados en los puertos, esperando ser descargados o recogidos. Ni camiones ni almacenes daban abasto para gestionar tal avalancha, algo que se unió a la escasez de personal y equipamiento en puerto.
Con los puertos incapaces de liberar espacio, las esperas de los buques aumentaron, sobre todo en los puertos de Los Angeles y Long Beach. Dichos puertos tomaron medidas para hacer frente a la situación, como aumentar sus horarios operativos, desregularizar el apilamiento de contenedores en zonas urbanas o incluso poner multas por el exceso de permanencia de los contenedores en las terminales.
Los expertos coinciden en que estas medidas son parches a corto plazo ya que solo aligeran una parte muy pequeña de la cadena de suministro. En este sentido y aunque la situación mejoró en el último cuatrimestre de 2021, si la demanda de importación continúa siendo elevada, 2022 no presenta expectativas mucho mejores.
Perspectivas
Los expertos asumen que el sistema debe aumentar su capacidad para lograr un equilibrio como el que tenía previamente a la pandemia, pero esto puede que no llegue hasta 2023.
Según dijo el enviado portuario de la Casa Blanca, John Porcari en el evento TPM22, aunque el sistema aún se encuentra en las primeras fases de solución, la congestión portuaria ya es una prioridad para el gobierno federal, que ha destinado a combatirla 17.000 millones de dólares de inversión dentro del proyecto de Ley de Infraestructuras y 450 millones de dólares en subvenciones del Departamento de Transporte.
Entre algunas medidas que según Porcari deben tomarse, se encuentran reforzar puertos, habilitar nuevos patios de almacenamiento y mejorar las conexiones intermodales. La apuesta por la automatización y la digitalización de los trámites aduaneros serían otros pilares de una cadena de suministro más resiliente.
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