La descarbonización es uno de los retos cruciales del sector marítimo. Actualmente, los barcos son responsables del 3% de las emisiones de gas de efecto invernadero y urge tomar medidas para revertir esta situación. Como aliados para el cambio, se postulan varios combustibles más limpios y eficientes, pero destaca uno que puede garantizar una descarbonización total de los buques en el futuro: el hidrógeno.
El primer granelero a hidrógeno
Un paso importante para el cambio de paradigma puede que tenga lugar pronto en Noruega, donde están diseñando el primer carguero cero emisiones del mundo que estará en servicio para 2024 y transportará graneles y áridos.
Este concepto de buque limpio se lanza bajo el nombre «With Orca – Powered by Nature”, aludiendo a que el buque se abastece de la naturaleza, pues aprovecha el viento del Mar del Norte para la propulsión de sus velas de rotor. Pero además, el barco contará con un motor de combustión interna alimentado por hidrógeno que se almacenará comprimido a bordo.
El equipo de diseño está trabajando en potenciar la eficiencia energética del modelo, de forma que pueda ser el germen para desarrollar la próxima generación de buques limpios.
Hasta ahora el hidrógeno sólo se había probado en el sector de los barcos pequeños. Es el caso del Hydroville, un trasbordador de 16 pasajeros que da servicio de ruta fluvial entre Amberes y Kruibeke, en Bélgica. Esta prueba piloto fue lanzada hace 3 años como el primer barco de pasajeros híbrido, con motor de hidrógeno y diesel.
Según sus promotores, es necesario comenzar este tipo de proyectos ya, aunque no haya demanda, para asegurarnos de que en unos años la tecnología se desarrolle y pueda llegar a barcos más grandes.
Hidrógeno, cero emisiones reales
La capacidad del hidrógeno como combustible 100% verde consiste en que puede ser creado a partir de energías renovables como la solar o eólica y quemado sin emitir ningún gas invernadero. Es el proceso que se conoce como electrólisis. El problema es que es un proceso complejo que requerirá de una inversión en tecnología que abarate los costes.
De ahí la necesidad de iniciativas pioneras desde ya, que ayuden a superar los 3 retos principales del hidrógeno:
- Es muy inflamable, por lo que necesita ser manejado con cuidado, tener personal entrenado en riesgos y protocolos de actuación en marcha.
- Es también caro, aunque se espera que los costes sigan cayendo.
- Es complicado de almacenar. Hay que congelarlo a -253C y aún así ocupa 8 veces más que la cantidad de gasóleo marino necesaria para dar la misma cantidad de energía.
Como alternativa interesante se postula el amoniaco verde, ligeramente más caro de producir que el hidrógeno, pero que lo compensa al requerir menor refrigeración y ocupar la mitad de espacio.
En definitiva, el papel del hidrógeno verde promete ser fundamental en la descarbonización del sector marítimo. Su desarrollo sin embargo depende de lo en serio que nos tomemos la emergencia climática, algo que atañe tanto a los diferentes actores de la industria, como a nuevas regulaciones que fomenten el uso de combustibles de cero emisiones reales.
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